Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos) han conseguido producir células cardiacas funcionales utilizando células de piel de ratón que habían sido reprogramadas en células con las mismas propiedades ilimitadas de las células madre embrionarias. Los resultados del estudio se publican en la revista 'Stem Cells'.
El descubrimiento es el primero en mostrar que las células madre pluripotentes inducidas o células iPS, que no suponen el uso de embriones u óvulos, pueden diferenciarse en tres tipos de células cardiovasculares necesarias para reparar el corazón y los vasos sanguíneos.
Según explica Robb MacLellan, uno de los autores del estudio, el descubrimiento podría conducir algún día al desarrollo de ensayos clínicos de nuevos tratamientos para personas que sufren ataques cardiacos, tienen aterosclerosis o padecen fallo cardiaco.
Los investigadores también pudieron diferenciar las células iPS en varios tipos de células sanguíneas, que podrían algún día ayudar a tratar las enfermedades de la sangre y en los trasplantes de médula ósea.
Los autores señalan que a pesar de que se cree que las células iPS son muy similares a las células madre embrionarias son necesarias más investigaciones para confirmar su capacidad de diferenciación. El estudio probó que las células iPS pueden ser inducidas a convertirse en células cardiovasculares, un importante paso en la confirmación del proceso.
En el estudio, los investigadores cultivaron las células iPS en una matriz de proteínas conocida por dirigir a las células madre embrionarias a diferenciarse en células progenitoras cardiovasculares, células cardiacas inmaduras que pueden dar lugar a células cardiacas maduras que realicen diferentes funciones. Las células progenitoras fueron entonces aisladas de otras células iPS que no se diferenciaron utilizando un marcador proteínico llamado KDR, un receptor de factor de crecimiento que se expresa sobre la superficie de las células progenitoras.
Una vez aisladas, las células progenitoras cardiovasculares fueron forzadas a convertirse en cardiomiocitos, o células del músculo cardiaco maduras que controlan el latido, células endoteliales, que forman vasos sanguíneos, y células del músculo liso vascular, las células especializadas que cubren las paredes de los vasos sanguíneos. Una vez maduros, los cardiomiocitos comenzaron a latir en la placa de Petri.
En la actualidad los investigadores estudian si las células iPS humanas se comportan de la misma forma que las de ratón. De ser así, señala MacLellan, podría llegar el día en que las personas utilicen las células de su propia piel para crear líneas de células iPS individualizadas para proporcionar células para la reparación y regeneración cardiaca.
Según señalan los investigadores, es vital producir y aislar células progenitoras o parcialmente diferenciadas que puedan crear los tres tipos de células cardiacas para su posible uso clínico. Cuando se inyectan células madre embrionarias al corazón de modelos animales, se forman tumores debido a que las células se diferencian no sólo en células cardiacas sino también en otras células del organismo. Asimismo, al utilizar células madre embrionarias de otras fuentes distintas al propio paciente podría dar lugar a un rechazo de las células inyectadas.
Por ello, el uso de células iPS podría solucionar estos problemas ya que procederían del paciente y al estar parcialmente transformadas podrían prevenir la formación de tumores, además de superar la controversia de las células madre derivadas de embriones u óvulos.
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