Averiguar por qué un porcentaje de pacientes de la enfermedad de Parkinson termina sufriendo demencia es el objetivo actual de la investigación sobre esta enfermedad, una vez que se han conseguido mejorar los problemas motores en los afectados mediante la medicación y la cirugía. Así lo afirma la doctora María Cruz Rodríguez Oroz, especialista del departamento de Neurología de la Clínica Universitaria de Navarra y científica del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra.
Según la doctora Rodríguez Oroz, la progresión hacia la demencia de pacientes con la enfermedad de Parkinson es un problema que se ha puesto de manifiesto en los últimos años. “Actualmente sabemos tratar mejor los problemas motores derivados de la enfermedad de Parkinson, como temblor, torpeza para moverse, dificultad para caminar…
Por eso, en la última década estamos viendo que muchos pacientes con enfermedad de Parkinson de larga evolución desarrollan demencia. A largo plazo, el deterioro cognitivo se ha convertido en un problema importante desde el punto de vista epidemiológico y socioeconómico, tanto que hay estudios que hablan de un 30% de pacientes con Parkinson que terminan sufriendo demencia y otros, hasta de un 80% de casos”.
En relación con esta enfermedad, mañana comienza en Pamplona un simposium sobre “Deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson”. El encuentro científico, patrocinado por laboratorios Lundbeck, está organizado por los doctores María Cruz Rodríguez Oroz y José Obeso y abordará, entre otras cuestiones, la importancia de la demencia en estos pacientes y los factores de riesgo.
Precisamente, esta investigación dirigida por la doctora Rodríguez-Oroz del grupo de estudio de Trastornos del Movimiento dirigido por José Obeso, es uno de los pocos trabajos dedicados en España al estudio del deterioro cognitivo en enfermos de Parkinson. En concreto, desde que en 2004 inició esta línea de investigación conjunta del CIMA y la Clínica Universitaria, se ha centrado, “en averiguar por qué unos pacientes desarrollan demencia y otros no”.
Aumento de la esperanza y de la calidad de vida
El descubrimiento del deterioro cognitivo en algunos pacientes con la enfermedad de Parkinson viene motivado por el aumento tanto de su esperanza como de su calidad de vida, consecuencia de los distintos avances médicos surgidos frente a la enfermedad. “Hasta la década de los 60 -detalla la doctora Rodríguez Oroz- no hubo un tratamiento con fármacos para controlar los problemas motores de la enfermedad.
Se descubrió que en la zona del cerebro denominada sustancia negra dejaba de producirse dopamina, un neurotransmisor imprescindible para el movimiento. Con la administración de levodopa, fármaco precursor de la dopamina, se consiguió mejorar espectacularmente la calidad de vida de los pacientes, ya que se controlaban los síntomas”.
Sin embargo, el tratamiento con levodopa ha ido presentado con el paso del tiempo otros inconvenientes, como explica la especialista de la Clínica Universitaria de Navarra y científica del CIMA de la Universidad de Navarra. “Conforme avanza la enfermedad y el paciente produce menos dopamina, el efecto del fármaco sólo dura un tiempo determinado y sufre fluctuaciones en su estado a lo largo del día. Además, en muchos casos pueden sufrir movimientos involuntarios durante el tiempo del efecto de la medicación”.
Así, el tratamiento quirúrgico ha supuesto una forma definitiva de mejorar, e incluso resolver en algunos casos, los problemas del movimiento propios de la enfermedad de Parkinson. Esta intervención quirúrgica, que la doctora María Cruz Rodríguez Oroz lleva a cabo desde 1996 junto con los doctores José Obeso y Jorge Guridi, consiste en la estimulación eléctrica contínua del núcleo subtalámico del cerebro.
“Sabemos que esa zona del cerebro funciona de forma anormal por la falta de dopamina. Mediante la colocación de dos electrodos en el núcleo subtalámico, uno en cada hemisferio cerebral, se consigue bloquear con corriente eléctrica ese patrón disfuncionante, lo que permite que el cerebro actúe de una forma más normal”.
Como consecuencia de haber sido pioneros en el tratamiento quirúrgico de los síntomas del Parkinson, “hemos podido detectar de manera precoz el problema siguiente: la demencia, cuya incidencia es más frecuente en esta población”, señala la especialista de la Clínica Universitaria de Navarra y científica del CIMA de la Universidad de Navarra.
El deterioro cognitivo leve, fase clave
Las investigaciones de la doctora María Cruz Rodríguez Oroz se centran en una fase que considera clave: la del deterioro cognitivo leve. “Es el estado que se encuentra entre la normalidad cognitiva y la demencia, cuando la persona empieza a tener fallos en su capacidad cognitiva. Hemos analizado los tres estados desde el punto de vista de la anatomía cerebral, con resonancia magnética, y desde el punto de vista de la función cerebral, mediante estudios de PET que miden el metabolismo cerebral”.
El siguiente paso, añade, consiste en “identificar aquellas zonas neuronales que están funcionando mal durante ese período de transición, pero que todavía no se han atrofiado. Se trata de descubrir qué está ocurriendo en esas células para poder revertirlas al estado normal y evitar que progresen hacia la muerte neuronal y, por tanto, a la demencia”. Con este fin, además de los estudios en pacientes, la doctora Rodríguez Oroz colabora en una investigación con la doctora Teresa Tuñón, patóloga del Hospital de Navarra, que consiste en estudiar cerebros de pacientes de la enfermedad de Parkinson ya fallecidos con y sin demencia para poder analizar las diferencias.
Igualmente, la especialista de la Clínica Universitaria de Navarra y del CIMA investiga sobre los factores de riesgo que pueden estar implicados en el deterioro cognitivo que sufren algunos pacientes de Parkinson, como factores genéticos, el efecto de los fármacos, alteraciones vasculares etc.
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