jueves, 19 de junio de 2008

En España hay un rechazo a hablar de la muerte

José Francisco Díaz Ruiz, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, es el encargado del Registro de Voluntades Previas de la Consejería de Sanidad y, como tal, forma parte de la comisión nacional creada para coordinar los distintos mecanismos puestos en marcha en cada comunidad autónoma para recoger y tramitar los testamentos vitales de los ciudadanos. Suya es la misión de conseguir que se conozca la existencia de este sistema y de propagar su utilidad.

-¿Usted tiene testamento vital?

-Aún no, pero lo voy a hacer.

-Hay mucho activismo con este tema, quien lo tiene lo dice...

-Sí, es como una filosofía de vida. Quien lo ha hecho quiere que los demás lo sepan, sobre todo a los que tienen alrededor. Muchos han vivido de cerca alguna situación que les ha llevado a suscribir su propio testamento vital.

-¿Cree que debería ser obligatorio?

-Es un derecho y, como tal, debe ser voluntario.

-Pero sí facilitaría la labor de los profesionales sanitarios.

-Sí, pero lo más importante es que la gente sepa que existe. Muchos lo desconocen, cuando lleva en marcha casi tres años. Existe, pero si lo quieren ejercer o no eso ya es personal. Por eso la consejería promueve estas campañas, de difusión primero entre los profesionales y, después, entre la población.

-¿Debe ser siempre vinculante ante cualquier situación clínica?

-La idea es que sea vinculante en determinadas situaciones clínicas, no todas. El documento modelo especifica que cuando no puedes expresar tu voluntad y no hay expectativas de recuperación, el paciente está en una situación terminal e irreversible, que entonces se haga valer lo que expresó en su momento.

-Diferencia entre 'testamento vital' y 'voluntades previas'...

-Es lo mismo. Testamento vital es la filosofía, la palabra americana. Un testamento que se hace en vida para cuando se está vivo, no como el civil, que se abre cuando ya estás muerto. En España hay hasta seis maneras de nombrar lo mismo: 'voluntades anticipadas' en Cataluña, 'expresión anticipada de voluntades' en Extremadura, 'instrucciones previas', 'voluntades anticipadas'... Y en Cantabria 'voluntades previas'.

-Es un modelo importado de Estados Unidos que parece que cuesta asumir en un país como España. ¿Tal vez porque vivimos de espaldas de la muerte?

-Quizás sí, porque en la sociedad española a nadie le gusta hablar de la muerte, y los sanitarios los que menos. Siempre ha habido un rechazo a considerar la idea de la muerte, porque para los médicos el paciente que fallece es un fracaso. Y cuesta hablar a un paciente de que puede expresar cómo quiere morir... Es difícil hablar de una situación que tú no quieres que llegue nunca o que vas a tratar de evitar.

-Ahora lo importante es darlo a conocer.

-Sí, es fundamental, y facilitar el trámite, simplificarlo. Habrá sesiones informativas, reeditaremos el folleto, se difundirá el correo electrónico... Todo para hacer valer este derecho.

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