domingo, 22 de junio de 2008

El infarto se convertirá en una epidemia

Valentín Fuster, reconocido como uno de los más prestigiosos cardiólogos y científicos del mundo, reclamó ayer a los Gobiernos la aprobación de leyes que, como la del tabaco, contribuyan a reducir los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares como los infartos de miocardio y los cerebrales.

Además de ser la prevención la mejor fórmula para salvar vidas, Fuster justificó la petición de incrementar la legislación indicando que no habrá economía "en ningún país, ni pobre ni rico, que pueda soportar el coste de esta patología encaminada a convertirse en una epidemia. Es insostenible", afirmó.

Estas fueron algunas de las ideas que transmitió ayer durante la lección magistral que impartió tras su investidura como doctor honoris causa por la Politécnica, acto que se llevó a cabo haciéndolo coincidir con la clausura de curso académico de la institución.

El doctor y catedrático de Cardiología, Valentín Fuster, premio Vocento a los Valores Humanos, puso de relieve que en una década se ha gastado mucho pero en los últimos 30 años sólo se ha logrado retrasar seis años la muerte a causa de esta enfermedad, "dos años por década y no por prevención sino por tratamiento farmacológico", aclaró.

Fuster destacó que el problema de las enfermedades cardiovasculares "arranca de un mundo de consumo que conlleva competitividad y estrés, falta de ejercicio y ausencia de descanso mental. Con un elemento de altísimo riesgo como es la mala alimentación que deriva en obesidad, diabetes e hipertensión.

Valentín Fuster es el más importante impulsor del desarrollo de tecnología no invasiva para contribuir a la detección precoz del desarrollo de episodios cardiovasculares.

Aseguró que el 80% de las personas que acuden al cardiólogo lo hacen cuando ya han sufrido algún tipo de patología y sólo el 15% lo hacen como medida preventiva. "Actuamos siempre tarde, porque tenemos, además, tendencia a negar los problemas de salud", sentenció.

Pero, además, puso de relieve que al año de padecer un infarto sólo el 30% de los pacientes se toman los tres medicamentos de ingesta diaria obligatoria. Por ello, se está trabajando en un medicamento, la polipíldora, para estos enfermos.

También se trabaja en un aparato que técnicamente es capaz de detectar quién puede desarrollar la enfermedad, teniendo en cuenta que el 25% de las personas con factores de riesgo en 10 años tendrán un infarto, frente a un 1% entre la población sin riesgo.

Pidió leyes que obliguen a comer mejor o a tomarse la tensión, pero también reclamó que la gente "se pare, tenga tiempo para pensar, al menos 15 minutos al día, y para organizar y priorizar las cosas".

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