No tendrá los genes que habían afectado a varios miembros de la familia del padre. Tenía un 50% de probabilidades de desarrollar un tumor hereditario.
Muchos expertos aseguran que la medicina del siglo XXI avanzará por allí: buscará en los genes la solución a muchísimos problemas que hoy no tienen los mejores pronósticos. Pues bien, el futuro empieza a volverse presente: en el Reino Unido, una mujer dará próximamente a luz al primer bebé de ese país libre de un tipo de cáncer de mama. Cuando era apenas un embrión, los médicos descartaron que la niña tuviera un gen que había desparramado tumores malignos en varios miembros de la familia de su padre, cortando así una "cadena" hereditaria que había afectado a varias generaciones, publicó el Sunday Times.
La madre de la criatura es una mujer de 27 años que no tenía problemas para concebir ni necesitaba una fertilización in vitro, pero decidió someter sus propios embriones a examen porque su marido había dado positivo en un test de ese gen, bautizado BRCA-1, y la madre, la tía, la abuela y una prima de aquél habían sufrido cáncer en algún momento de sus vidas.
A partir de ese diagnóstico, los médicos resolvieron realizar una fertilización para estudiar los embriones que había logrado la pareja y eliminar aquellos que tenían el gen que habría dejado a la beba con más de un 50 por ciento de probabilidades de desarrollar cáncer de mama en algún momento. Según los expertos, al descartar la presencia del gen que la predisponía a ese mal, la niña tendrá ciento por ciento de garantías de esquivar ese tipo de tumor a lo largo de su vida.
La noticia fue difundida ayer en Europa y disparó la polémica, porque hay mucho por celebrar pero, también, mucho por debatir: se logró eliminar ese gen descartando los embriones que lo portaban, con lo cual el tema se inscribe en el mismo marco que vuelve controvertido el aborto. ¿Un embrión es un ser humano o un conjunto de células? ¿Es legal descartar aquellos que puedan tener algún problema? ¿Es ético seleccionar embriones?
Son las discusiones que dispara la medicina preimplantacional, una rama que estudia la salud del embrión con el fin de diagnosticar eventuales problemas de origen hereditario.
En este caso, la pareja había logrado once embriones, cinco de los cuales estaban libres del gen. Los médicos le transfirieron dos de estos últimos y uno de ellos logró implantarse y crecer en el vientre de la mujer, que está de cuatro meses.
La joven británica que decidió someterse a esta técnica explicó que quería proteger totalmente a su descendencia de la posibilidad de que sufriera ese tipo de cáncer. "Durante las tres últimas generaciones, todas las mujeres de la familia de mi marido han padecido cáncer de mama a edades de 27 ó 29 años. Así que decidimos que si había una posibilidad de eliminar ese peligro en nuestras hijas, recurriríamos a ella", explicó. Según datos difundidos por los expertos, aproximadamente un 5 por ciento de los 44.000 casos de cáncer de mama que se diagnostican anualmente en Gran Bretaña se atribuyen a los genes BRCA-1 o BRCA-2, que pueden detectarse en los embriones. Para los médicos, el diagnóstico preimplantacional podría evitar miles de casos de cáncer en ese país.
El debate está abierto. El doctor Claudio Chillick, especialista en fertilización asistida del CEGYR, explica que si bien el diagnóstico preimplantacional se hace en la Argentina desde hace unos seis años, sigue habiendo mucho debate al respecto, sobre todo respecto a los oncogenes. "Hay tres temas importantes para discutir. En primer lugar, uno no tiene la certeza de que porque tenga esa predisposición, ese gen, va a desarrollar cáncer de mama; a su vez, el no tenerlo no garantiza que no vaya a tener un tumor maligno en las mamas alguna vez; y, en tercer lugar, el cáncer de mama hoy no es letal. Entonces hay un dilema ético muy fuerte en torno a cuándo y por qué hacerlo, y en qué casos está indicado". En la Argentina no hay ley de reproducción asistida, por lo tanto el diagnóstico preimplantacional no está regulado. Los proyectos en danza proponen que haya una lista de enfermedades graves o invalidantes que lo habiliten. "Después, estará en cada padre y en cada médico decidir éticamente qué hace", dice Chillick.
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