En una entrevista con PERFIL, el prestigioso especialista traza una mapa de la evolución de los tratamientos de uno de los tipos de cáncer más frecuente y que la ciencia ha logrado mantener a raya en los últimos años.
VaLero. De origen mexicano, se formó en los EE.UU., donde trabaja en un famoso centro médico.
La contundente aseveración del título corresponde a Vicente Valero, médico del Centro Oncológico MD Anderson de Houston y jefe del Servicio de Oncología del Hospital General Lyndon B. Johnson (EE.UU.), que estuvo en el país para disertar ante especialistas acerca de los últimos avances en el tratamiento y la detección precoz del cáncer de mama, enfermedad que ocupa el primer lugar entre las causas de muerte por cáncer en el mundo, en mujeres menores de 55 años.
En diálogo con PERFIL, el prestigioso oncólogo de origen mexicano aseguró que el cáncer de mama “es una patología tratable y con una expectativa de curación muy alta”.
—¿Cuáles son los últimos avances importantes en el tratamiento del cáncer de mama?
—Empezamos a hacer una terapia más individualizada. Antes, los pacientes recibían una terapia similar: los que tenían un tumor mayor a un centímetro en general recibían quimioterapia después de la cirugía. Conforme fuimos avanzando en conocer la biología de los tumores, su perfil genético, se comenzó a tener ciertas pautas para tratar de discernir qué pacientes deben recibir quimioterapia y cuáles hormonoterapia o terapia biológica. Ha habido un cambio muy importante, una evolución hacia las terapias personalizadas y la terapia biológica.
—¿Qué son las terapias biológicas?
—Alrededor de un 20% de las pacientes tiene un cáncer de mama diferente que se llama Her2. Encontramos que este porcentaje de mujeres tenía una proteína sobreexpresada, lo que hacía que el cáncer se manifestara de forma más agresiva. Estas terapias blanco apuntan a esa proteína de las células. Se trata de un anticuerpo monoclonal que se aplica de forma intravenosa. Las mujeres que recibieron este tipo de tratamiento tuvieron muchos beneficios.
—¿Qué es lo mejor para la detección precoz?
—El uso de mamografías. En EE.UU. la recomendación es que todas la mujeres mayores de 40 años se realicen una al año. Eso nos ayudó a aumentar el número de pacientes con estadio temprano. Además, hay diferentes tendencias que repercuten para que el paciente pueda mantener su bienestar físico, como la cirugía conservadora de mama y más recientemente de axila. Antes sacábamos entre 10 y 15 ganglios de la axila. Eso traía hinchazón del brazo y dolor de hombro. Hoy se usan nuevas técnicas para detectar el ganglio centinela, el que dice para dónde podría “drenar” el tumor. Así se extraen sólo entre uno o tres ganglios centinelas y el paciente está mejor.
—¿Se debe recomendar a partir de los 35 años?
—La mamografía tiene sus limitaciones. El tejido mamario se ve en blanco y el cáncer también por lo cual es difícil detectarlo. Cuando la mama comienza a envejecer se va reemplazando por grasa. La grasa en la radiografía se ve negra y en contraste con el blanco es más fácil de descubrir. Por eso la mamografía es mas efectiva en la mujer más adulta. Los estudios de detección precoz sirven para que haya una baja de mortalidad. Habrá que estudiar para cada población si es sostenible o no hacer mamografías a mujeres más jóvenes.
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