El cáncer de útero tiene escasa incidencia en España. En 2005 murieron por esa causa 594 mujeres (1 de cada 50.000 fallecidas), con una edad media de 63 años. El 80% de ellas no se había hecho una citología. En España, el 75% de las mujeres se hace cada tres años una citología, que es la técnica más sencilla para la detección del cáncer de útero. En cambio, el 80% de las que padecen el cáncer nunca se había hecho una citología, lo cual indica que no es al conjunto de mujeres (al que apunta la vacuna) sino a grupos específicos a quienes debería apuntar la política sanitaria.
Miedo a hablar claro
Hablar de conductas de riesgo sería lo más adecuado para las enfermedades de transmisión sexual, pero para nuestros gobernantes es un tabú y prefieren dar sensación de seguridad con una vacuna. Cueste lo que cueste.
El 90% de las infecciones por VPH sanan espontáneamente y se desconoce por qué algunas formas persistentes provocan cáncer pasados 20 o 30 años. El cáncer de útero está en retroceso sin necesidad de vacuna. La inmunidad natural no se asocia a la presencia de anticuerpos (que es la forma de combatir el virus que emplea la vacuna comercializada por Merck), sino de células resistentes. Esto quiere decir que, aunque la vacuna provoca la presencia de anticuerpos en dosis 20 veces mayores de lo normal, no se sabe si esa es la razón por la que desaparecen dos de las 16 formas cancerígenas del VPH. Tampoco se sabe si la supresión de algunos virus facilitará (por el efecto llamado de nicho vacío) la aparición de otros, y si estos podrán evolucionar hacia formas cancerígenas.
La vacuna apenas se ha probado en niñas (1.500), y las pruebas con mujeres en edades entre 16 y 26 años corrieron a cargo de Merck y no de organizaciones independientes. La máxima efectividad probada para la vacuna es de cinco años, y hay quien concluye que su eficacia es nula habida cuenta de que el cáncer tarda entre dos y tres décadas en manifestarse. La eficacia en mujeres que no son vírgenes baja hasta el 17%.
Según la oficina que informa sobre reacciones adversas a las vacunas en EEUU (VAERS), una de cada 1.600 dosis provoca reacción negativa, que llega a provocar la muerte en uno de cada 555.555 casos. Para la meningitis, el efecto adverso se da sólo en una de cada 2.300 dosis, y la muerte en una de cada 1.666.000. Entre enero y junio de 2008, la administración de Gardasil provocó en EEUU 9.000 reacciones adversas, 140 de ellas con riesgo para la vida, desembocando en 18 muertes y 10 abortos espontáneos.
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