NUEVA YORK (Reuters Health) - El uso de pruebas diagnósticas no convencionales, como el control de la presión en el tobillo, permitiría identificar a los adultos con alto riesgo de sufrir un infarto y no considerados como tales según los factores de riesgo más "tradicionales", indicó un estudio.
La investigación fue presentada esta semana en la 34 reunión anual de la Sociedad de Radiología Intervencional, en San Diego.
Una gran cantidad de infartos o muertes súbitas ocurren en personas que no tenían alto riesgo de sufrir esos problemas de acuerdo con los factores de riesgo tradicionales, como la hipertensión, el colesterol alto y el tabaquismo.
"De modo que es importante identificar a esas personas para hacer prevención", explicó el doctor Timothy Murphy, del Hospital de Rhode Island, en Providence, durante la presentación.
Estudios previos, indicó Murphy, habían demostrado que la presión anormalmente baja en el tobillo, como así también altos niveles en sangre del factor de coagulación llamado fibrinógeno y la proteína inflamatoria C reactiva (PCR), están asociados con un aumento del riesgo de sufrir infarto o muerte cardíaca.
Con todo, se desconoce la prevalencia de estos nuevos factores de riesgo en personas que no son consideradas en riesgo de tener problemas cardiacos.
Para investigarlo, el equipo dirigido por Murphy analizó datos de casi 6.300 hombres y mujeres de mediana edad que participaron en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 1999-2004 y sin antecedentes de diabetes, enfermedad cardiovascular o accidente cerebro vascular (ACV).
Mientras que el 91 por ciento de esas personas tenían riesgo bajo o intermedio de enfermedad cardiovascular, según sólo los criterios clínicos tradicionales, los nuevos test revelaron que casi el 45 por ciento tenía por lo menos una de tres condiciones: presión anormalmente baja en el tobillo y altos niveles de fibrinógeno o de PCR.
La prevalencia general de presión baja en el tobillo y niveles altos de fibrinógeno y PCR fue del 3,7, 17,3 y 37,9 por ciento, respectivamente.
Estos resultados, concluyeron los autores, sugieren que complementar la detección de los factores de riesgo cardíaco tradicionales con la medición de marcadores "económicos y accesibles", como la presión sanguínea en el tobillo y los niveles de fibrinógeno y PCR, permite identificar a las personas con necesidad baja e intermedia de recibir un tratamiento médico intensivo para prevenir infartos y ACV.
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