domingo, 14 de diciembre de 2008

Los genes de la obesidad actúan en el cerebro

MADRID.- Más de 100.000 personas han contribuido al hallazgo que certifica que en la génesis de la obesidad intervienen multitud de genes. Uno de los hallazgos más interesantes de estos estudios, publicados en 'Nature Genetics', estriba en que muchas de las regiones identificadas están próximas a genes activos en el sistema nervioso central, hecho que avala el papel clave del cerebro en esta enfermedad.

Los genes de la obesidad superan ya la decena. Primero fue FTO y después MC4R. El consorcio GIANT y el estudio deCODE, además de confirmar su relación con el peso y el índice de masa corporal (IMC), han identificado otras variaciones del genoma que también intervienen en estas dos características físicas. Se trata de "una ventana a la biología de la obesidad", señala Joel Hirschlorn, director de GIANT.

Hirschlorn, miembro de Broad Institute de Harvard y del Intituto Tecnológico de Massachusetts (ambos en EEUU), e investigadores de las universidades británicas de Oxford y Cambridge rastrearon el ADN de 32.000 europeos en busca de pequeñas alteraciones genéticas (conocidas como SNP). Los datos obtenidos se comprobaron posteriormente con otros 59.000 individuos y así se identificaron seis nuevas alteraciones genéticas asociadas con un IMC alto.

En un trabajo paralelo, científicos daneses hallaron 10 regiones del ADN relacionadas con el peso y el índice de masa corporal, algunas de las cuales coincidían con los genes del consorcio GIANT. Para ello, escrutaron el genoma de más de 25.000 islandeses y lo compararon con el de otros 41.000 participantes.

A pesar de las múltiples variaciones descritas en ambos trabajos, sus autores coinciden en destacar el efecto limitado de cada una de ellas sobre el índice de masa corporal y el peso. Según sus estimaciones, el 1% de la población que porta las variaciones que causan más obesidad será una media de 4,5 kilos más pesado que el 1% de la población con el perfil menos propenso a ganar peso. Una diferencia modesta.

Sistema nervioso central

Sin embargo, el equipo del deCODE apunta la posibilidad de que en estas mismas regiones calientes del genoma existan otras alteraciones que sí que supongan una gran contribución a la obesidad; variaciones que podrían desenmascararse en estudios posteriores debidamente diseñados con ese fin (analizar sólo a población obesa, etc.).

Otra de las cosas a destacar, en opinión de Hirschlorn, es el hecho de que "los genes próximos a estas variantes están todos activos en el sistema nervioso central, lo que sugiere que la regulación heredada del apetito tiene algo que ver con la predisposición de las personas a la obesidad". Y, añaden los científicos daneses, "subraya la importancia de los genes que regulan la ingesta de comida sobre aquellos envueltos en el metabolismo".

En el mundo, unos 400 millones de personas sufren obesidad. Un grave problema de salud y económico, que amenaza la estabilidad de los sistemas sanitarios en occidente. Y el problema va en aumento. Si la tendencia sigue como hasta ahora, el 75% de la población de EEUU tendrá un índice de masa corporal por encima de 30 (cifra que se considera el umbral de la obesidad) en el año 2015. En nuestro país la situación no es tan dramática pero aún poniéndonos en el mejor de los escenarios, las tasas de exceso de peso seguirán así al menos 10 años más.

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